Donde Nada vale nada!!

Cuentan nuestros ancestros y los libros, que hubo un tiempo en el que los hombres, guiados por la honestidad y la humanidad, trabajan para el señor con sus manos, sólo ayudados por una azada o una espada, para el simple hecho de servir al Rey; ayudaban al aldeano de al lado con la cosecha, a cambio de una hogaza de pan y luchaban en el campo de batalla por la libertad de su pueblo sin recibir nada a cambio.

Hoy en día, cuentan los noticiarios que no hay nadie que no trabaje para si mismo, que no busque como único objetivo en la vida...subir su propio ego y amasar una fortuna, para poder ostentar poder.

Me parece asqueroso, casi repugnante, que nadie se pare a pensar en nadie, que ningún hombre haga nada por otro hombre si puede suponer para si mismo un problema. Dónde están los valores? Dónde quedaron los principios? Por qué nadie puede arrimar el hombro sin esperar nada a cambio, salvo la satisfacción personal de hacer bien las cosas?

En la edad media, nadie se para a pensar si la guerra a la que iban le interesaba a él personalmente, cuánto le iba a pedir a su vecino por cada caballón que le iba a cosechar o que porcentaje de lana le iba a pedir a la vecina por cada madeja que le iba a hacer.

Las personas actuaban por principios, los cuales no estaban infectados de egoísmo e hipocresía como en la actualidad. Nadie dudaba en ir al frente si con su muerte, ayudaba a sus seres queridos, amigos o vecinos a ser más felices y vivir en libertad.

A día de hoy, no puedo encontrar gente que sea capaz de jugarse su puesto o a que le partan la cara por defender sus principios, por ser profesional o por ser justo. Contadas son las veces, que aparece en el periódico una persona que se interpone entre un maltratador y una mujer en apuros, entre un “sin techo” y unos jóvenes descerebrados que se divierten insultando, vejando y pegando...de hecho nos sorprende la noticia, pues nos parece extraño!!

En defensa del humano diré, que si bien el Rey (en la edad media) era un hombre de bien, que ostentaba el poder en las ciudades e impartía justicia y sabiduría por igual y era ciertamente accesible. En cambio, hoy en día el Rey es un mindundi que no cuenta para nada (dejemos esto hoy aquí), el presidente del gobierno es completamente inalcanzable y la justicia está hecha unos zorros.

Esto no exonera al humano, de la pérdida de valores que viene exhibiendo con alarmante desvergüenza desde hace cerca de un siglo. Es verdad que la globalización está haciendo más mal que bien y también es cierto que ésta globalización sólo beneficia a unos pocos. Pero no es menos cierto que el hombre, llevado por la codicia más rastrera que trae consigo el ser humano, ha sucumbido sin oponerse ni un solo segundo al “poderoso Caballero que es D. Dinero”, envileciendo hasta cotas insospechadas el espíritu del hombre...hasta el punto, de no poder confiar los unos de los otros.

Que triste es vivir hoy en día, donde la noria de la vida gira a una velocidad inusitada y de la que si te caes, no hay mano amiga que te ayude a reincorporarte.

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