Pepelandia

Bienvenidos a la aldea de Pepelandia, donde el sol radiaba con brillante esplendor y donde todo era maravilloso y no había cabida para los problemas y el pesimismo.

Los habitantes de la villa, amansados por las mentiras de sus gobernantes, abrevaban tranquilos en ríos secos o contaminados. Y aquellos que se afiliaban al partido dominante de tal encantadora aldea, serían recompensados con puestos en RTVV (Canal9) o algún negociete para su PaPa en la calle Colón.

Los eventos faraónicos, hacían estragos en las arcas del ayuntamiento y su Generalitat, pero todo era absolutamente maravilloso. En todas las teles del mundo se veían los barcos y coches de costes millonarios eso si, con el fondo de un Cabanyal abandonado y en ruinas, y los ciudadanos del resto de países del mundo, veían atónitos tal desmesura y desvergüenza, lo que causaba rechazo y no más visitas turísticas como se creía, pero esto no importaba a los gobernantes de Pepelandia.

Aunque los eventos no generaban la publicidad y los puestos de trabajo anunciados a bombo y platillo, todos estaban tranquilos y a su tarea, que no era otra que llenarse las manos de billetes de 500 PPdólares y de paso, llenaban los bolsillos de sus amiguitos de pajas y pillerías de la juventud a cambio de coches, trajes y bolsos carísimos.

Buena parte del rebaño (exactamente la mayoría absoluta) estaba apaciblemente tirado al sol en un banco, pues estaba en el paro y viendo como se gastaban los gobernantes sus impuestos en infinitydades de derroches. Pero de todas formas, tampoco les importaba a los dirigentes, pues aunque les llamaran chorizos, ladrones y maleantes los pocos soliviantados y aunque se notase demasiado sus irregularidades, tenían la conciencia tranquila pues todos los domingos pasaban por el confesionario donde eran perdonados todos sus pecados.

Daba igual que entre Tierras Míticas, Ciudad de la Luz, Ciudad de las Artes, MercAlicante, residencias de Cotino, sedesa y Lubasa, Aeropuertos inútiles en Castellón, Fórmulas 1, Papa Tours y expoliaciones baratas del Cabanyal para vender pisos caros junto al mar fueran a dejar secos y sin nada más que sacar a los felices ciudadanos de Pepelandia.

Toda la vida pública estaba controlada, la justicia comprada y de su parte con jueces, más que amigos, que miraban para otro lado y millones de mentiras que los acompañaban a todas partes para poder aplacar los balidos de las pocas ovejitas que lo hacían desconsoladas en contra y sin llegar a ser oídas. No se escuchaban porque se tapaban con el rollito de “que vienen los catalanes”, con mentiras como que el gobierno central no les daba más dinerito para derrocharlo en Fórmulas unas ó doses, copas de la américa o gilipolleces de ese calibre y la tan socorrida y podrida mentira del agua del Ebro, tachando de demonios a los maños pues no se la daban y al gobierno central por apoyarlo.

Y así pasaban los días en la apacible y feliz aldea de Pepelandia con derroches, corrupción, visitas de millonarios con sus coches que no dejaban más que mierda por las calles, trajes para amiguitos y para ellos mismos, pisos para compañeros de mamoneo...y kilos y kilos y kilos y kilos y kilos y kilos de mentiras para tapar todo esto.

Pero...no pasaba nada!! En Pepelandia todo iba bien, pues el sol no dejaba de brillar y los extranjeros iban a restregar por la cara de los habitantes el dinero que en sus países si les pagaban por su trabajo; y da igual si algún día no muy lejano, se tenga que cerrar la aldea, o privatizarla que les gusta mucho, porque no habrá dinero en las arcas de la población para pagar luz y agua.

Mientras tanto, los aldeanos seguían abobados mirando el Palau de les Arts, que tiene de monumental, lo que tiene de mal gestionado y de agujero negro; continuaban mirando para otro lado mientras sus vecinos del Cabanyal pedían ayuda al resto para que no los tirasen de sus casas y construyeran más pisos para seguir especulando; seguían sin protestar porque los niños iban a barracones donde las ratas se comían los pocos libros de la biblioteca montada en las antiguas cocinas de un cuartel militar...

Que más daba lo que pasase en su brillante y turística tierra, mientras no les afectase a ellos los ricos que podían llevar a sus hijos a colegios de pago? Que más daba que las familias de clase media no pudieran pagarle a su hijo un colegio mejor o directamente no pudiera pagárselo? Ya se ocuparía la policía de arrestar a esos futuros jóvenes analfabetos que, sin oportunidades de estudio, se dedicarían a ensuciar la aldea con robos a casas lujosas y atracos a ancianitas repletas de oro por todas sus extremidades.

Que mas daba si la gente se moría esperando en la sala de espera de un hospital público por falta de personal y habitaciones? Es mas, no culpaban a la Generalitat Pepelandiana porque no se gastaba ni un duro en hospitales y escuelas porque al menos, los pacientes, nunca mejor dicho, podían ver fórmula 1 en las pantallas ruinosas del hospital mientras agonizaban, esperando un milagro en forma de habitación o de donante.

No es que la vida podía ser, sino que era maravillosa!!! Si se miraba para otro lado y mientras no le tocara a uno...se malvivía muy bien! Y eso mismo era lo que los borreguitos de la aldea de Pepelandia hacían. Si nadie de la familia caía enferma, podían pasear por el puerto renovado y así poder ser vejados por los que ostentaban trajes caros, coches de lujo y Rolex de 5.000 PPdólares. Que mas daba si los negocios de la zona eran ruinosos? El puerto estaba precioso para los ricos!!! Los amansados aldeanos de clase media-baja, iban a alucinar con los Infinitys y las grandes embarcaciones de los ricachones que no querían mezclarse con los pobres y eran muy felices por ser infelices!!

Pronto volveremos a visitar a los habitantes de tan dichosa aldea...mientras tanto, podemos dormir tranquilos pues sabemos que viven en la gloria, sin ninguna preocupación, pues en la villa de Pepelandia...la vida ERA maravillosa.

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