Si no tenía bastante con el chaparrón que le está cayendo con el caso Gürtel y los 85 contratos amañados. El PP en bloque, se vuelca con numerosas muestras de apoyo, que me recuerdan a los presidentes de los clubs de fútbol que ratifican al entrenador en su puesto, para darle patada días después.
Y es que, en política no hay amigo que cien años dure. Si hace unos meses, Rajoy se abrazaba cariñosamente con Camps en la plaza de toros de Valencia, ahora es el mismo Rajoy el que llama a la alcaldesa valenciana, a espaldas de su amigo que según el mismo Rajoy, esta siendo investigado por unos "inquisidores crueles".
Está más que visto que en política, la amistad se mide en votos en las elecciones y para nada cuenta tu historial como político. Da igual que seas un magnífico político, ilustrado y con un currículo envidiable, pues sino tienes tirón electoral estás muerto, no sirves de nada y no llegarás muy lejos. Sin embargo, aunque tu única neurona la utilices en descalificar al gobierno sin dar alternativas, no des ni una idea que se te pueda agradecer y para pensar en eventos gigantescos y tremendamente deficitarios, si tienes tirón con la ciudadanía, tu carrera en política será extremadamente exitosa.
Que conciencia más pobre tienen los políticos de hoy en día, los cuales, olvidan muy deprisa quienes les han votado y aseguran, sin miedo a ruborizarse que "estamos en un partido político y nuestro fin no es el bien de Gijón, sino ganar las elecciones", como se dijo en una reunión de ediles del PP en 2005 en tierras Asturias.
Yo sigo pensando que el presidente de la Generalitat saldrá airoso de todo este enredo de corruPPtelas y amaños contractuales, a pesar de que Mariano Rajoy y toda el PP detrás, están intentando todas las tretas posibles para proteger al que le apoyó en los momentos más duros, incluso llegando a presentar recursos de dudosa legalidad, según fuentes jurídicas de los medios de comunicación.
Me recuerda a las películas de vaqueros que ponen en Canal 9 todos los fines de semana (y en castellano por cierto), donde los bandoleros tratan de escabullirse del Sheriff, después de haber robado en el banco. Parece que los políticos valencianos han aprendido bien la lección cinematográfica de la televisión valenciana, pero han olvidado que el sheriff acaba deteniendo al malo siempre.
He de reconocer que, aun teniendo mis reticencias, la situación está tendiendo hacia un final mucho más diferente del que lucubraba en mi cabeza desde un principio.
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