Triste es ver el panorama económico que nos rodea y pensar
que todo es consecuencia del giro a la derecha del socialismo, incluyendo su
venta del país a banqueros, especuladores y demás buitres ávidos de carne
humana. Tante triste como ver a políticos y banqueros que ya no se
dan besos en la intimidad de sus mansiones y moncloas y alardean de su amor en
periódicos, congresos y tribunales.
Ahora en los últimos coletazos del peor periodo socialista
de toda la historia española (incluido el periodo preguerra), nos encontramos
que como consecuencia de su romance económico el gobierno ha indultado a un banquero como si de un ‘ninot de falla’ se tratara, salvándolo de la quema
judicial y la más que probable visita carcelaria.
Las muestras de amor son diarias y a nivel mundial. En estados unidos los políticos inyectan millones de dólares
para que grupos de inversión como Goldman Sachs especulen con los alimentos y
asesinen de hambre a los más necesitados. El amor también se está globalizando.
Dónde estará el límite del vergonzante romance entre políticos
y banqueros? Unos dan créditos para que los partidos políticos paguen a sus
perros y estos se lo devuelven con creces a los banqueros mediante salvamentos
con dinero público y con indultos que son insultos.
Cada vez que salta una noticia sobre el mundo financiero es
más vergonzosa que la anterior y en cambio, no se les cae la cara de vergüenza
a ellos y a nosotros parece no ser suficiente como para encolerizar y salir a
las calles en busca de culpables y cabezas como la revolución francesa o la
Islandesa.
Qué podemos esperar de estos plutócratas avariciosos? Los banqueros
son ingratos como mi estómago al cual le doy “Ribera del Duero” y él me
devuelve hernia de hiato. El estado les regala el dinero de nuestros impuestos
que tanto nos cuesta pagar y ellos nos lo devuelven con avales imposibles para créditos
necesarios para nuestra supervivencia o la de nuestros negocios.
Necesitamos el fin de esta dictadura democrática. Se hace
urgente el inicio de una verdadera revolución en las calles, en nuestros
corazones y en nuestras mentes. No dejemos que esto pase delante de nuestros ojos
sin hacer absolutamente nada e hipotecando nuestro futuro.
Debemos rebelarnos ante este mundo viciado y dictatorial,
para devolverle la esencia democrática y retornar el poder al pueblo que es del
que emana y sin embargo, hoy en día no tiene poder de decisión.
Es triste ver el sexo sin pudor entre políticos y banqueros,
es muy triste; pero nadie ha dicho que sea inevitable. La revolución será
nuestra conciencia porque toda evolución es fruto de la desobediencia.
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